Súplica de protección contra los perseguidores
Salmo 140:
Oh Señor, líbrame de los impíos; protégeme de los violentos, de los que urden en su corazón planes malvados y todos los días fomentan la guerra.
Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios! .
Señor, protégeme del poder de los impíos; protégeme de los violentos, de los que piensan hacerme caer.
Esos engreídos me han tendido una trampa; han puesto los lazos de su red, han tendido trampas a mi paso.
Yo le digo al Señor: “Tú eres mi Dios. Atiende, Señor, a mi voz suplicante.”
Señor Soberano, mi salvador poderoso que me protege en el día de la batalla:
No satisfagas, Señor, los caprichos de los impíos; no permitas que sus planes prosperen, para que no se enorgullezcan.
Que sobre la cabeza de mis perseguidores recaiga el mal que sus labios proclaman.
Que lluevan brasas sobre ellos; que sean echados en el fuego, en ciénagas profundas, de donde no vuelvan a salir.
Que no eche raíces en la tierra la gente de lengua viperina; que la calamidad persiga y destruya a la gente que practica la violencia.
Yo sé que el Señor hace justicia a los pobres y defiende el derecho de los necesitados.
Ciertamente los justos alabarán tu nombre y los íntegros vivirán en tu presencia.
A pesar de ser un texto bastante fuerte, tened en cuenta que los salmos personalizan el mal... no lo recéis deseando mal a nadie en concreto, sino al mal en sí.
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