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lunes, 10 de febrero de 2014

CINCO MENTIRAS SOBRE EL TAROT


Un oráculo que por años ha sido motivo de consulta, atracción y también temores. En torno a él giran una serie de mitos, que a continuación te contamos y analizamos.
Por Carla Ingus

El Tarot es temido a causa de leyendas y creencias transmitidas durante cientos de años, en que se ha relacionado con la magia y la hechicería, y rechazado como herencia de la época de la Inquisición, cuando se condenaba toda explicación del mundo ajena a la corriente religiosa "oficial", con el aval de la jerarquía religiosa.

Marinela Ramírez, socióloga venezolana, terapeuta holística, columnista y profesora de Tarot, quien además ha realizado terapias sicológicas mediante oráculo, con excelentes resultados, nos cuenta cuáles son los mitos más frecuentes a los que se ha enfrentado en sus 28 años de experiencia.


1. Es "pecado" utilizar el Tarot.

El Tarot ni es religión, ni va en su contra. Es un sistema simbólico para entender nuestras pautas sicológicas, actitudes, recursos disponibles, "escenarios" de nuestra vida y su tendencia. ¡No hay "pecado" en indagar los mecanismos de la mente!

2. No todos se pueden leer el Tarot.

Por supuesto que sí. Sólo hay limitaciones que imponen la prudencia y el sentido común: Si quien hace la consulta es una persona muy joven o impresionable, se debe evitar la predicción y el determinismo, que sugestiona e impide la libre toma de decisiones, dándole a la sesión un enfoque más orientador, en la búsqueda de consejo y reforzamiento de las fortalezas del individuo ante las circunstancias aparentemente adversas.

3. Los tarotistas hacen trabajos espirituales.

Esta es una de las creencias más arraigadas y menos ciertas. En primer término, el Tarot es un medio de autoconocimiento y no un instrumento mágico. Por otra parte, quienes trabajamos con el Tarot estamos conscientes de las leyes y principios que rigen el Universo, que no se pueden violentar ni torcer. Sabemos que existe una ley de causalidad, por ejemplo, que indica que cuanto pensamos, decimos y hacemos retorna a nosotros con igual polaridad. No podemos generar una cadena causal que tarde o temprano repercutiría en nuestra propia vida y en nuestro entorno. Por supuesto, nunca falta quien especula con esto y quien realiza prácticas mágicas, pero no se puede considerar sinónimos tarotista y hechicero.


4. Se necesita un don especial para leer el Tarot.

Esto es falso: todos podemos leer el Tarot. Obviamente, se requiere de estudio y práctica, pero la capacidad de interpretar los símbolos es universal. Lo que sí exige cierta condición especial es el aporte intuitivo que el tarotista pueda dar. A este respecto, ocurre algo similar que con la musculatura: todos tenemos músculos, pero sólo con entrenamiento los desarrollamos. En tal sentido, todos tenemos un chakra frontal, un centro de energía donde radica la intuición o poder de captar más allá de los sentidos físicos. Hay quienes tienen esa capacidad ya desarrollada de manera natural. Pero no todos tienen la misma capacidad. Sin embargo, este chakra puede ser activado para servirse de él. El Tarot, como otras prácticas de concentración mental, es un medio para estimular el desarrollo y activación de ese chakra.

5. El Tarot transmite energías negativas, mala suerte.

Muchos parten de la idea del Tarot como un portal dimensional con el Más Allá, o como un medio para penetrar en fuerzas desconocidas. Esta actitud seguramente hará a la persona sentirse amenazada y predispuesta, lo cual desencadenará una actitud defensiva y de sospecha hacia sus orientaciones. Tal situación es verdaderamente inquietante e intimidante y de esa manera ¡claro que nos cargaremos de negatividad! Sin embargo, acudir a una consulta de Tarot puede ser parecido a visitar a un amigo o a un sicólogo. Muchas personas (¡incluso sicólogos!) me han dicho: ¡El Tarot me ha resultado una buena terapia!. Al abrirnos a ser reconocidos y orientados mediante el Tarot sentimos que hemos compartido acerca de nuestras inquietudes con alguien que nos conoce, aun cuando sea el primer encuentro. Y es porque él, como un espejo, no ha hecho más que reflejarnos tal cual somos.

Fuente: Copyright Terra Networks Chile S.A.



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