Hace un año exactamente, una de mis "ideas de bombero" iluminaba mi cabecita: un espacio dónde volcar todas mis "idas de olla", reflexiones, aprendizajes... y una herramienta de comunicación que me permitiese interactuar con la gente. Voilà! Nacía así mi blog y mi perfil de facebook.
En este corto camino me encontrado absolutamente de todo, esta ciber-existencia me ha permitido observar desde la barrera lo mejor y lo peor del ser humano. Quizás cuando aterricé en este mundillo era un poco inocente; pensé que la gente que se dedica a temas espirituales, tarot, esoterismo... sería más pura, noble, cordial y tolerante. Ahora me río de mi misma por aquellas ideas tan naïf de hace tan sólo un año.
Pero realmente, esta nueva versión de comunicación, integración y relaciones que nos han traído las redes sociales no es otra cosa que un reflejo de lo que hay ahí fuera: de la vida misma; y me ha venido muy bien tomar conciencia a mis 34 años de que no todo el mundo es bueno y que había sido una gran afortunada por haber estado siempre rodeada de personas francas y honradas.
Pero bueno, no me enrollo más... porque este post de hoy no tenía como motivo el daros la brasa como hago habitualmente con mis excéntricas reflexiones, sino agradeceros a todas aquellas buenas, buenísimas personas que he incorporado a mi vida y a mi corazón desde hace un año.
Por las charlas, los consejos, los ánimos, las risas, las enseñanzas, la amistad, las verdades, las uniones, las penas compartidas, las locuras y por todo lo que habéis aportado a mi vida en este añito:
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